Apenas lo estás conociendo, y tú decides ser tú.
1. En la tarde en un departamento. Sentados en el sillón amplio, viendo una película. Tú en un extremo y él en el otro.
-Voy a recargar mi cabeza en tus piernas, ando cansada.
Hacerlo. En dos minutos el hombre estará sentado en el otro sillón, pudiendo disfrutar del sillón para ti sola. Lo dejarás temblando con múltiples pensamientos sobre ti y sobre sí mismo.
2. En un restaurante. Al llegar la mesera, asegúrate de estar ocupada para no escucharla del todo. Contestar un mensaje en el celular es una buena opción. Cuándo ella te pregunte:
- ¿Quieres también el especial del día como él?
Tú contesta segura de ti misma. - Sí, también.
Al retirarse ella y él te pregunte: - ¿Escuchaste lo que te dijo? ¿Sabes lo que pediste?
Tú contestas: - No, pero está bien, es comida.
Sigues escribiendo el mensaje, que seguramente no terminaste de redactar, de reojo observarás que con esa contestación habrás logrado de él: un movimiento negativo de cabeza, 360 grados de rotación de ojos; lo más seguro es que se tome la cara con ambas manos, tapándose ambos ojos en el movimiento. Lo que en suma, pudiéramos interpretar, a que en ese momento quisiera estar varios kilómetros de ahí ya sea hacia arriba o abajo.
¿A poco no es fácil?
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