agosto 14, 2009

The Man from Snowy River


No me acordaba de esta película. Es una de mis favoritas y poca gente sabe de su existencia. La inmensidad de la montaña se expone. No hay distancia alguna entre el cielo y la tierra. El hombre pierde credibilidad, hay algo más grande que él. La naturaleza es amiga, es la única que comprende y es comprendida. El animal tiene la importancia que nunca se le ha reconocido, tiene su territorio y tiene sus reglas.

El sonido de los cascos, suenan a destiempo contra tierra firme, constante. Los hombres quieren la recompensa. Los caballos fuertes, musculosos, huyen ante el grupo amenazador. No saben porque corren pero es su naturaleza, y les gusta, es lo que mejor saben hacer. La manada utiliza la montaña a favor, escapan cuesta abajo, solo ellos saben como. El grupo de hombres se detienen y observan, pero no él. Sé escucha un caballo a galope, saltan y desaparecen. La bestia confía en él, no vacila. Él prácticamente está en forma paralela respecto al caballo, debe de haber contrapeso; se equilibra con su brazo en el aire; su cuerpo se ondula levemente, conforme le marca el ritmo el caballo, para amortiguar el golpe e impacto y seguir manteniendo su postura. La brida firme, hacia atrás, da la señal precisa: confianza, tranquilidad y dirección, solo hacia adelante. La bestia se deja llevar, pudiera no hacerlo pero ya lo aceptó hace tiempo. Un movimiento en falso y puede ser el fin para ambos, pero no lo es.

Quiero verla de nuevo.

1 comentario:

  1. Qué rico es desear volver a ver una película justo en el momento en que termina, ¿no?

    Saludos, ¿en dónde te metes?

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