julio 24, 2009

Cata de vinos






La cita fue en la casa amarilla a las 8:00. Entré que regrese varias veces a mi depa, porque no tenías llaves, porque los kleenex, el labial por si se ofrecía, que nunca me retoco pero me da seguridad de no se que. Llegamos como a las 8:05. El lugar me gusto mucho, una casona que por la parte de fuera es de piedra, amarilla pero muy tenúe; por dentro, un jardín muy verde, zacate recién cortado; bambús en lugares estratégicos. De muebles los muy de moda: taburetes, y sillones de piel o imitación color blanco, impecables, los cuales inauguré, pero nada que un salivazo no pudiera quitar. Se sentía uno gente importante.


Entramos, nos sentamos donde hubo lugar, tuvimos suerte porque nos tocaron tres parejas muy agradables. Llegamos y ´más o menos hojeé la revista que nos dieron, donde se muestra un mapa de mi bella Baja California, y la mención de que "Baja California produce el 80% de los vinos de todo el país", ora! dije, yo completamente ignorante al respecto.


Unos minutos después Juan Pablo Nuñez, director general de Bodegas de Santo Tomás en Baja California, comenzó a platicarnos sobre la mecánica de la cata, dijo que serían siete los vinos que probaríamos. Yo pensaba en como se darían abasto con 2 o 3 meseros para servirnos a las 100 personas aproximadamente que estabamos, cosas sin importancia que no puedo evitar.


Van a dar vuelta al vino en su copa, después, van a inhalar el aroma poco a poco y profundamente; van a tomar un trago, lo van a sentir en la punta de la lengua, después por los lados van percibir la acidez y en el sector posterior lo amargo comentó Juan Pablo. Me emocionó recordar lo de las papilas gustativas, eso lo había visto en la primaría, me acorde del dibujo donde te señalan las regiones, fue agradable hacer conciencia de ellas. Continuó pidiendo, que aspiráramos aire por la boca, no temiendo a hacer ruidos extraños. Después exhalar por la nariz, sin vino y sentir el sabor. Como él lo mencionó, es todo un arte. Este proceso lo realizamos 7 veces, con diferentes vinos. Los primero tres, fueron sin ningún tratamiento, en bruto se puede decir. Observamos, el color, de los primeros, obscuro en princpio como fueron pasando de un vino a otro se iba aclarando. Mientras más obscuro más amargo.


Yo no conozco de vinos. Lamentablemente, no percibí, ni el olor a zacate recién cortado ni el sabor a esencia o frutales; solamente cuando olí uno que dije: ¡Achis, huele a madera! y después él hizo el comentario que se percibía el olor a barrica, sentí una satisfacción de haber coincido en algo por mí misma, de haber descubierto ese detalle yo solita. Envidié a esas personas, a los enólogos, que con solo catarlo, pueden identificar cosecha, tipo de uva, esencias, olores, sabores.
Es admirable todo lo que gira alrededor del vino. Las personas que se dedican a esto, transmite un respeto por la tierra, amor hacia ella, un cuidado en verdad envidiable hacía algo tan delicado como lo es la uva; el clima perfecto, la estación perfecta, el punto perfecto, todo perfección, es un arte.
Fue una experiencia encantadora.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  2. Yo tampoco conozco de vinos, lejos estoy de un catador.. pero estoy segura: debe ser increíble poder deducir tanto de algo con sólo saborearlo.

    Saludos.

    P.d. Perdón, algo hice mal y terminé suprimiendo, por equivocación, mi comentario. Upps...

    ResponderBorrar
  3. No te preocupes. Si ha de ser increíble y para algo visual, si te gustan las pelícuals románticas ridículas como a mi, estan la de un beso francés donde se aprecia todo esto con Meg Ryan :). Lo sé lo admito tengo mi lado comercial jajajaja.

    ResponderBorrar