noviembre 11, 2012

30 de septiembre 2012

Ultima parte

Me despierto y veo en mi reloj 18:36, no logro descifrar la hora, mi cabeza se rehúsa a hacer sumas. Me levanto, voy al baño, regreso a la cama un poco más despierta y haciendo la suma correspondiente me doy cuenta que serán las tres de la mañana. Al menos había dormido muy bien el viernes, el cansancio del viaje ayudó. Según me dijeron lo ideal es dormir bien dos días previos a la carrera, ya que un día antes es difícil conciliar el sueño lo cual estaba comprobando.

Me levanto en cuanto suena la alarma. No logré conciliar el sueño, al menos lo intenté. Lo primero es desayunar, de las 6am a las 9:30am hay suficiente tiempo para hacer la digestión. Como mi barra de gramola y mi descubrimiento de Nutella. Tomo solo agua, aunque me hubiera encantado tomar café pero digamos la cafeína produce ciertos estragos en mí que me tendrían intranquila.

Tengo un aspecto fatal, ojeras moradas, cabello esponjado estilo Goku, algo que una banda para cabello puede solucionar. Solo espero que la mala noche no me cobre factura en la carrera. Me visto, me pongo mis tenis y lazo el chip en uno de estos. Decido dejar mi Ipod, el Gatorade, y mi cinto. Guardo las gomitas y los chocolates en una Ziploc, la cual meto a la fuerza en una bolsa que trae mi pantalón en la parte de atrás, para cosas pequeñas, ignorando por completa esta última característica decido que puede maximizarse y logro hacerlo logrando dimensiones ignoradas por esta. Me unto vaselina donde más fricciona la ropa con mi piel, que es abajo del busto a la altura del esternón; abajo del brazo donde inicia mi top; por debajo de los tirantes del top y en los muslos, en el famoso gordito; ya que después de mucho tiempo se empieza a enrojecer esas áreas e incluso a cortar la vaselina es para evitar esto.

Mi número, el F1604, lo prendo en la camiseta con unos seguros; trae mis números favoritos el 6 y el 4, lo tomo como una buena señal, además que pasé las de Caín para obtenerlo, pero eso no lo relataré aquí. Me pongo una sudadera por eso del frío pero la dejaré en el guardarropa estando allá. Ya estoy lista. Paloma y yo bajamos al lobby. Quedamos en vernos a las 7:30am con el grupo de Lili Figueroa, entrenadora de otro grupo de triatletas y corredores en Monterrey. Veintitrés de sus alumnos participarían en la prueba. Osiris y Paloma entrenan con ella, así que ando de anexa con su grupo. Yo participaré en este mi primer maratón por la invitación de Osiris. Mi equipo Trainer tiene programado el maratón de Washington por lo que se quedaron en Monterrey.

No recuerdo la razón, quizá fue el bulto sobresaliente que se veía o tal vez me quejé, el caso es que Osiris ofrece prestarme un cinto con bolsa, lo acepto y en el cargo mis gomitas y chocolates, un punto que me facilitaba las cosas, ya que sentiría menos peso trayendo la bolsa en algo diseñado para esto además que lo traería enfrente.

Tomamos el metro rumbo a la estación más cercana del Reichstag, el punto de salida. En el vagón iban más corredores hacia la misma dirección, los delataba la ropa deportiva y/o el número de competidor. Llegamos a la estación destino. Los vagones casi se vacían. Camino entre emocionada y nerviosa. Solo faltan unos minutos. Estoy enfrente del edificio del Reichstag, es muy imponente verlo, sus columnas, los escudos ¡Estoy en Alemania! Aprovechamos para tomarnos fotos, pero tenemos que seguir hacia el guardarropa para dejar nuestras pertenencias. Caminamos entre las multitudes. Cada una vamos a nuestro respectivo guardarropa, este es diferente para todas, ya que está asignado de acuerdo a tú número, por lo que observo en un mapita el mío queda bastante lejos. El frío es intenso, apenas se está asomando el sol, debemos estar a unos 7º C. Voy temblando a dejar mis cosas, al menos me ofrecen una bolsa de plástico azul como las de la basura, para mantener el calor, la cual por cierto es de marca Adidas. La bolsa ayuda pero más de manera sicológica que real. Osiris y Paloma traen una cobijita. Osiris me había ofrecido comprarla, pero por tonta la rechacé. También me habían recomendado llevar una sudadera o suéter viejo para dejarlo ahí tirado, al cabo toda esa ropa se dona, pero bueno para que martirizarse.

Regreso después de 10 minutos a nuestro punto de reunión. Ya no vi a Paloma y Osiris comenta que debemos movernos a nuestro corralón, este es el H, como sea Paloma iba al G. El espacio en el corralón o letra de este, lo asignan según el tiempo estimado de carrera para impedir estorbes a los que traen mejor tiempo que tú y viceversa. Mí lógica me indica que se le dice corralón porque como con el ganado, hay unas rejas o vayas que delimitan el espacio para estar, además de que estamos unos casi encima de otros.

Llegamos a nuestro espacio. Vemos al final de todas las personas la Columna de la Victoria, en un rato más estaremos dejándola atrás. Retomo los nervios, tengo frío y me dan ganas de ir al baño. Volteo y ubico rápidamente los baños, están por ambos lados de las vallas por afuera. Hay gente haciendo fila. Son seis baños por cada lado. Decido aguantarme. Faltan 10 minutos para las 9:30. Intento estirar en el lugar, sin embargo es algo difícil, hay poco espacio y por el frío no deseo ni moverme. Ahora faltan solo 5 minutos, pero dijeron en el altavoz que faltaban 10 segundos: los contamos ¡Yey! Soltaron unos globos, nos emocionamos, pero nadie se mueve. Regreso reiteradamente la vista a los baños, ¿voy o no voy? Ese es mi dilema.

Flexiono mis rodillas, atrás, adelante. Muevo rápido mis pies, trato de entrar en calor. De pronto una voz en el micrófono pronuncia algo en varios idiomas, identifico el inglés, de nuevo cuenta regresiva: ten, nine, 8, 7, 6, 5 4, 3, 2, 1. Ahora sí inicia la carrera. Comenzamos caminando, correr es imposible. Aún volteo buscando los baños, expongo mi disyuntiva a Osiris y me dice que ella cree que son los nervios, me confiesa anda por las mismas pero se aguantaría si realmente era una necesidad fisiológica tendríamos la opción de pararnos en los baños colocados antes de cada abastecimiento; por lo tanto decido también esperar. Seguimos caminando, atrás dejamos las letras G, F, E esto significaba que otras tantas miles de personas ya habían comenzado su carrera. Al fin la letra A, por lo tanto cruzamos la salida; pulso mi cronómetro para comenzar a marcar mi tiempo y pararlo hasta cruzar los 42.195 km. Me despido de Osiris, ella va por cuatro horas, cada una debemos hacer nuestra carrera.

Empiezo mi monitoreo. Mi tiempo debe ser de 6:20 o 6:30 minutos por kilómetro para poder cumplir con mi meta. Claudia, una compañera de Trainer, me aconsejó disfrutar de la ruta, y decidí tomar el consejo. Era mi primera vez en Berlín. Trato de veo los edificios, calles, el cielo con pocas nubes. Sigo pensando en ir al baño, es más considero la posibilidad de entrar en alguna cafetería, al menos si viera alguna. Trato de concentrarme en correr, para olvidar la necesidad. Observo a los corredores: diversos colores de ropa, piel, cabello; hay de todas las nacionalidades, los delatan sus banderas pegadas en alguna parte de su ropa o cuerpo, así como el nombre: Dinamarca, Venezuela, México, Inglaterra, España, Estados Unidos, Suiza. Veo a una mujer corriendo con el puro sostén, su camiseta iba amarrada en cintura, apenas llevamos tres kilómetros, que será cuándo vaya en el 10.

Kilómetro 5, todo muy bien me siento enterita, claro apenas van cinco kilómetros pero es parte de mi monitoreo. Sigo cumpliendo con mi tiempo, trato de mantenerme en el 6:20 porque más adelanta tal vez me sea imposible sostenerlo. Km 7, veo y escucho a Lili y a las muchachas echando porras, en verdad eso ayuda mucho. Continúo, mantengo mi paso, es fácil emocionarse por la porra y dejarte llevar por los demás participantes, voy a 6:00 y 6:10 lo mantendré solo en 2 kilómetros, siendo el primer maratón desconozco que me depare en los kilómetros después del kilómetro 30. Veo enfrente de mí a una pareja hombre-mujer, ambos van uniformados, son varios los que he visto con esa camiseta, traen la palabra México por la espalda. Quiero saludarlos pero sin prisa, a veces esos pequeñitos esfuerzos te pueden perjudicar tarde que temprano. Llego al km 9, tomo agua y una bebida isotónica, pensé estaría peor, está muy dulce, solo tomo pequeños sorbos. Me llama la atención que sirvan las bebidas en vasos de plástico. Es mucho tiradero, pasas por ellos rompiéndolos y luego se siente el piso chicloso, justo pienso esto cuando escucho un --- ¡Qué desmadre! Palabras textuales de la paisa, cuando paso por su lado Le digo – ¡Vamos México! -Solo por la frasecita supiste. Solo sonrío, pero creo la hubiera de igual manera catalogado como mexicana sin la pista de la camiseta.



A lo largo de la carrera veo y escucho varios tipos de música y conjuntos: jazz, percusiones, rock, samba. Además hay personas a los costados durante el trayecto aplaudiendo, haciendo ruido con cacerolas, cucharas, matracas, tambores, gritando el nombre de su país de origen o según lo leen en las camisetas o simplemente las frases universales: ¡Ánimo! ¡Vamos! en su respectivo idioma. Es muy alentador. En algunas estaciones ofrecen plátanos pero no quiero experimentar. Las ganas de desaguar se fueron. Acordándome de esta necesidad, aún sintiendo sed decido tomar agua hasta la siguiente, error, empecé a sentir mi boca seca, y una sed desesperante, síntomas de deshidratación. Faltaban dos kilómetros para la siguiente estación ni modo. Preferí tomar agua cuantas veces fuera quisiera e iría al baño si también así lo requería. Estaba un rato conmigo y después me acordaba y seguía disfrutando de mis alrededores; el clima lo sentía muy agradable, ya había entrado en calor, sin embargo el sol no picaba, y se sentía el clima fresco. Un día envidiable.

Del kilómetro 10 al 20 me sentí fuerte, y lo comprobaba al ver que en algunos tramos mi paso era de 5:55 en cuanto me percataba me obligaba a regresar a los 6:20 o 6:30. Llegando al kilómetro 21, había un letrero el cual decía: “Aquí llevas medio maratón”. ¡La mitad de la carrera! De aquí en adelante, comencé mi trabajo mental. Me decía --Empiezas en cero, vas por medio maratón. Iniciaba la mitad más pesada y desconocía si me enfrentaría con la pared. Ese punto donde dicen tu cuerpo parece desconectarse de la mente, negándose a reaccionar. Mi carrera más larga fue de 32 km. Cuando estaba corriendo esa distancia no me sentí cansada, no me dolía nada; sin embargo al terminarlos mis piernas eran otras, querían acalambrarse, las sentí muy pesadas, todo eso nunca lo había experimentado, así que imaginaba algo peor.

Entonces comencé el medio maratón, en el kilómetro 22.5 tome agua y té. Me decía: debo disfrutarlo, yo puedo, para esto entrené puedo terminarlo tengo toda la preparación. Mantén el 6:20-6:30. Había tramos donde bajaba a 6 min/km y otra vez me obligaba a subir el tiempo. En el kilómetro 24.5 saqué mis gomitas, justo en el 25 las empecé a comer, cuatro de ellas, me supieron deliciosas. En la siguiente estación 27.5 tomé agua, con esto y las gomitas sentí más energía, pero aún y eso mantenía mi tiempo. Hubo partes en donde había ligeras pendientes, ahí subía entre 6:50 y 7:00 pero me recuperaba en la bajada. Me ayudaba mucho, escuchar y ver las porras, la música en vivo, cuando pasaba trataba de ver cómo estaban conformadas, qué instrumentos usaban. Después ponía mi atención en los corredores, en los grupos de mujeres y hombres uniformados, a rato los veía juntos y kilómetros más adelante dispersos. Varios van en parejas, pero la mayoría creo vamos solos. Era impresionante ver a las mujeres de entre 55 e incluso 60 años, bueno esa edad les calculaba, corriendo mucho mejor que uno. Un motivo más para mantener el paso.

Estoy por acercarme al kilómetro 32, comeré las gomitas justo en el 32 para seguir con aquellos kilómetros desconocidos. No he afrontado la pared tan famosa. ¿Dónde será? Algunas personas me dijeron que no se sentía tan drástico si tomabas las medidas necesarias. Yo creí haberlas tomado: con la hidratación, las gomitas y manteniendo mi paso. En este punto recuerdo me llamó mucho la atención una banda de percusiones, tocaban con palos de madera unos tambos grandes de metal, como los contenedores de aceite, el sonido era seco, fuerte, imperial. De nuevo me hacía consciente de mi cuerpo, para detectar algún dolor; me preocupaba sobre todo mi dedo gordo del pie izquierdo y mi rodilla derecha. Tengo recurrentes dolores en esas zonas, pero nada que el hielo y el descanso no hubieran arreglado antes. Nada, todo bien. Kilómetro 32 como las gomitas, las cuales saben deliciosas, de aquí en adelante todo será nuevo para mí.

Paso por un carro de bomberos, los cuales mantienen una manguera abierta para mojar a las personas si lo desean, yo evito esto porque siento que me evaporo, porque después me siento sofocada. Voy atrás de una señora que la he vislumbrado en varios puntos pero a veces la olvido, y de nuevo la encuentro. Lo mismo me pasa con otra muchacha, es lo normal trayendo el mismo paso. La señora debe estar pisando los 60 años, pero va muy entera, se percibe por su manera tan firme de correr, no denota cansancio. Acompaña a una amiga, tal vez tenga otro parentesco, pero digamos su amiga. La amiga está batallando para mantener el paso, se va cansada, sus pasos se sienten pesados y sus brazos van tensos.

Paso por un vecindario donde las casas están pegadas unas con otras. Me llaman la atención el color amarillo de estas con el techo verde, por enfrente parecen pequeñas pero son hacia abajo me hubiera gustado verlas por dentro. Afuera, de una de esas casas, hay una niñita como de unos 5 años sentada en una sillita con una cacerola emocionada pegándole con una cuchara, seguramente serán de las pocas veces que la mamá la alentará a ello. El patrocinador Powerade está repartiendo geles, así que los tomo, no me gustan pero a alguien le van a servir. Después me arrepiento porque tomé de más y en mi bolsita ya no caben. Deberé correr con ellos, porque si lo tiro se hará un cochinero.

Sigo adelante, vislumbró el kilómetro 34, aquí hay una pantalla enorme, donde se leen frases de aliento. Me comentaron que podías dar la liga de internet a quién desearás para que enviarán frases, solo se publicarían dos por persona. Claro, esto lo recordé al ver la pantalla. Así que las leo rápidamente y me las adjudico todas. –Tú puedes. -Estamos orgullosos de ti. Claro, solo comprendo las de inglés y español, el resto las traduzco a mi conveniencia. Empiezo a sentir algo similar al cansancio. Km. 37 Sigo sin toparme con la pared. Gracias a Dios. De pronto se revienta algo en mi dedo pequeño del pie izquierdo, sentí un líquido salir a presión y en abundancia ¿Qué me pasó? ¿Lo líquido sería sangre? Sola me tranquilizo y como Sherlock Holmes, analizo todo para llegar a lo más lógico. Lo más lógico era que fuera una mísera ampolla, pero algo tan mísero puede también perjudicar. Soy propensa a que me salgan ampollas después de ciertas distancias, porque comienzo a pisar diferente, cosa que seguramente estoy haciendo por el cansancio. El líquido solo podía ser agua o sangre. Opté entonces está hipótesis: se me reventó una ampolla, liquido -agua. No sé si precisamente por llevar recorrida esta distancia el cuerpo maximiza cualquier suceso en este. Por fracciones de segundo pensé que mi dedo se había desprendido, pero rápido descarte esa hipótesis. Durante segundos disminuí mi paso por mientras que analizaba toda la situación, solo al llegar a mi conclusión continué con mi paso normal. Confiando en que una vez reventada la ampolla, el dolor no tendría porque seguir y así fue, gracias de nuevo a Dios. Solo sentí un poco de ardor por unos 50 metros, luego desapareció o lo desaparecí no sé, pero continué como si nada.

Kilómetro 38, punto de abastecimiento, había varias camillas ocupadas por hombres y mujeres, con personas a su lado, dando masajes en las piernas. La mayoría quejándose, llevándose la mano o manos a la cara. Más adelante una ambulancia estacionada con una persona, la cual solo estaba sentada platicando con el paramédico, parecía muy cansada. El kilómetro 38, entiendo, es de los más críticos, y justo lo estaba iniciando, esperaba terminarlo bien. Alguien me pasa. Lleva muy buen ritmo, pero lo más impresionantes es que está corriendo descalzo. Trae las plantas de los pies negras, y uno se queja cuando pisa una piedrita. Un poco más adelante paso un área donde toman fotografías, trato de dar mi mejor sonrisa con la esperanza de tener un recuerdo como tantos otros de la carrera.

La meta está más cerca solo faltan 4 kilómetros. El cansancio se hace más latente. Empiezo a bajar mí tiempo a 6:40 incluso hasta 7:00 minutos por kilómetro, en algunos puntos trato de bajarlo, pero el esfuerzo es mayor. Me encuentro a Ceci, una compañera de Osiris. – ¿Cómo vas? --Cansada. –Igual, pero falta menos. Continúo la ruta una curva y al fin, ante mí, la Puerta de Brandeburgo: la famosa entrada a Berlín, enorme, hermosa con sus columnas, en la parte de arriba la Diosa Victoria montada en un carro tirado por caballos, pronto la llegaría ahí. Cruzo y siento como si ya hubiera cumplido mi meta, sin embargo esta se halla más adelante. Unos cuantos metros y ahora sí la meta real, donde está el reloj marcando la hora, minutos y segundos que una vez disparada la salida te tomó llegar hasta ahí. Conforme me acerco, me invade un sentimiento de felicidad indescriptible, lo siento correr por todo el cuerpo. Levanto mis brazos en señal de triunfo porque estoy por llegar. Siento esa alegría sale por mi boca, ojos, sonrío y toda yo estoy satisfecha. Ya es una realidad crucé la meta. Detengo mi reloj. Desgraciadamente lo detuve en 4:35:48 pero no me importó, en este momento es lo de menos, quizá en otra carrera logre el tiempo. Recibo mi medalla con el listón aludiendo a la bandera de Alemania, negro amarillo y rojo. Terminé el Maratón de Berlín.





noviembre 08, 2012

Parte II

PREPARACION PREVIA A LA CARRERA
Paloma y yo estamos en nuestra habitación del Hotel Esplande cada una concentradas en lo suyo. Siento nervios porque no sé como mi cuerpo reaccionará después del kilómetro 32. Entrené solo tres meses antes del maratón, lo ideal son cuatro, por eso la angustia, aunque corro de manera regular desde inicio de año. Le temo a la famosa pared. ¿Cómo la viviré? ¿Cómo sabré que la tengo enfrente? Mejor dejaré de pensar en eso y me concentraré en dejar todo listo para mañana.


Mi meta es hacer 4 horas con 30 minutos. Luis, mi entrenador, me pidió planear la carrera, el qué, cómo, cuándo y dónde; es decir, qué tomaría y comería; el kilómetro dónde y cuándo lo haría y cómo la correría. Debería haberlo hecho desde días atrás, pero a uno le gusta hacer todo a última hora así que tomé el papel donde nos dan a conocer la ruta de la carrera, y comencé a analizar.

¿Qué tomar e ingerir? Mi energético serían las gomitas. Yo era de las personas que preferían no ingerir nada, solo tomaba bebidas isotónicas y agua, pero mis compañeras corredoras y Luis me sugirieron  ingerir algo asegurando  me ayudaría a tener una mejor carrera. La explicación era que debía ayudar a mi cuerpo a compensar su desgaste por la carrera, por lo que en las carreras largas del entrenamiento probé tanto las gomitas como los geles, y me sentí mejor con las gomitas. De líquidos tomaría por supuesto agua, la bebida energética aún no decido cuál será. Un corredor que participó en el maratón el año pasado, me sugirió cargar con mi bebida porque para él, la que ofrecieron en la carrera, no le ayudó. Decidí entonces traer desde México Gatorade en polvo, bebida la cual conozco, me gusta y me ayuda; también traje mi cinto abastecedor con el afán de prepararlo y cargarlo.

Quiero llevar unos chocolates, que le pedí a Marce de Estados Unidos, me encanta el chocolate obscuro, pero estos serían más como premio que como energético. Es mucho lo que deseo llevar, dudo me quepa todo en la bolsita del cinto; además me dijeron que llega un punto en donde todo te pesa, así que mientras menos cargue mejor. Planeaba comprar en la Expo del maratón mi cinturón especial para llevar mi número de participante y cargar las gomitas pero no lo hice; haber como me las ingenio.

¿Dónde? Me hidrataré desde del kilómetro 5, después será un abastecimiento sí y otro no. Comeré las gomitas a partir del kilómetro 20 y, según las instrucciones del uso de las mismas, deberé ingerirlas después cada 45 o 60 minutos, es decir aproximadamente en los kilómetros 30 y 40.

¿Cómo ? Luis me señaló mi paso de maratón en 6:20 y 6:30, esto es un cálculo de acuerdo a mi mejor tiempo obtenido de 10k, el cual es de 56 min. Como es mi primer maratón, trataré de mantener ese paso durante toda la carrera. También me comentó que por ser el primer maratón mi principal meta debería ser cruzar la meta y sentirme bien, pero al tiempo siempre es agradable desafiarlo y trataría de lograr dicho tiempo.

Mi desayuno será una barra de granola, la cual traje desde México; así como Nutella, la cual compré en un mercadito cerca del hotel en una presentación ideal para la ocasión, un pequeño paquetito equivalente a tres cucharadas, acompañada de unos palitos de harina, como los que dan en la comida italiana pero de apenas unos 7 centímetros de largo. Ambas cosas las he comido previamente y conozco sus efectos en mí.

Mi ropa la elegí a como sentí el clima en la carrera del “Breakfast Run”, además según el noticiero amaneceríamos a 7 grados y subiría hasta 21 grados estará fresco pero no frío. Estrenaré la camiseta del evento de manga corta, aunque nueva no me afectará ya que me queda holgada; el pantalón es a media pantorrilla, traía un pantalón largo pero el clima no lo ameritaba me daría calor.

La vaselina la dejaré visible junto con mi número de competidor y el chip que nos entregaron para cronometrar nuestro tiempo. Traigo mi IPOD, quién sabe si lo llevaré pero por las dudas lo dejo cargando, la última semana entrené sin este, y me sentí muy ligera. En estas carreras como dice Luis todo suma, alimentación, preparación, ropa, masaje y yo digo que peso.

Mañana tomaré varias decisiones, por hoy terminé. Y eso que se trata de solo una carrera, pero es "la carrera".

octubre 21, 2012

Berlín Maratón 29 de septiembre Parte I

La carrera “Breakfast Run” de 6 kilómetros fue al primer evento del Maratón de Berlín al que asistimos. El punto de reunión y salida fue en el palacio Charlottenburg a las 9:30 am, el cual por cierto está hermoso. Llegamos  en taxi mis amigas y yo. Había mucha gente, debimos ser más de 200.  Se sentía un ambiente relajado, las personas reían, se tomaban fotos. El clima estaba fresco, estaríamos a unos 12 grados. El sponsor fue BMW,  así que había globos blancos con la marca de estos amarrados en diferentes puntos. Tomamos cada una  uno, con la intención de soltarlos al inicio de la carrera,  como supusimos era el objetivo. Una muchacha  se nos acercó y al escuchar nuestro acento dijo - ¿Son del  norte? –Sí de Monterrey. -- Yo soy Poblana.  También correría al día siguiente el maratón. Iba con su familia.
9:30 am Inicia la carrera, soltamos los globos y estos inundan el cielo. Corremos por los vecindarios de Berlín, la meta es el Estadio Olímpico, lo que nos emociona. En las casas se asoman personas. Saludo a algunos, los cuales me corresponden. Vamos muy relajadas, el chiste es disfrutar. Más que correr, trotamos como si anduviéramos de paseo. Sospecho todos traemos la misma consigna. Se escucha un murmullo por las pláticas. Vamos corriendo juntas, Osiris, Paloma y yo. Osiris incluso va tomando fotos corriendo.  Ya se ve la gama de nacionalidades a presentarse en la carrera. Sobresalen  un grupo de  Hawaianos, entre hombres y mujeres los cuales corren con sus faldas típicas y corona de flores en la cabeza. Nos damos el lujo incluso de hacer, lo que al parecer es la ola de los corredores, en vez de levantar los brazos conforme esta pasa, aplaudimos.  
Kilómetro 5, vemos el estadio Olímpico, donde Arturo Barrios estableció un récord mundial en 1989. Es algo especial ver esa sede donde se han realizado varias Olimpiadas. Trató de imaginar lo que los competidores, que realizan diferentes disciplinas teniendo como meta dicho estadio, pensarán al verlo a tan solo unos metros. Nos paramos a tomar unas fotos teniendo de fondo el Estadio,  la idea es de Osiris. Después de dicha sesión, la ruta continúa  por un parque, el cual nos lleva a una especie de túnel, faltaba menos para entrar al estadio. En este punto íbamos caminando, imposible seguir corriendo. Visualice de nuevo a esos posibles medallistas en estos momentos: en minutos y metros  llegarían a la meta.  Oscuridad por segundos, y   ante nosotros el Estadio; austero, pequeño pero espectacular. A nuestra espalda está el pebetero y el símbolo de las olimpiadas.  Damos la vuelta al estadio. Marce nos toma fotos a lo lejos,  ella no correría el maratón, pero después de lo que veía estoy segura lo contemplaría a futuro. Tomamos más fotos adentro, incluso una simulando la posición de arranque en los carriles, apoyando nuestros dedos en la línea de salida.  Estaba por terminar la aventura. Nos guiaban por unas escaleras, una última vista y hacia afuera.
Afuera del estadio estaban unas carpas donde personas nos ofrecían un snack: yogurt, plátano y manzana. Hacíamos  fila para poder tomar nuestro snack, unas personas querían meterse, como buenos mexicanos empezamos a decirle que no se podía, que hicieran fila; después nos dimos cuenta que no había filas,  que había más carpas dando exactamente lo mismo sin necesidad de estas, pero ya habíamos sacado cobre.
Así terminó nuestra carrera y el primer contacto con el evento del 39. Berlín Maratón. Me encantó la experiencia.  Falta por venir lo más emocionante.

octubre 07, 2012

La experiencia del maratón

Tengo poco tiempo para escribir, pero regresando este fin de semana deseo compartir la experiencia de la carrera el antes y el durante la carrera. Fue una experiencia padrísima, algo difícil de transmitir, pero aún así lo intentaré.

Puedo adelantar que crucé la meta.

septiembre 18, 2012

BERLIN 2012

Si los astros se alinean, y el clima lo favorece; si mi despertador suena a la hora señalada; si llego a tiempo al aeropuerto; si los pilotos asignados a los vuelos recuerdan todas sus lecciones; si alcanzo mi conexión en Dallas y si los de migración en Estados Unidos no detectan algo raro en la manera de quitarme los zapatos o en mi forma de ver el techo o incluso en mi sonrisa, estaré llegando a Berlín el 28 de Septiembre.

Decreto lo siguiente: El viernes 28 de septiembre recogeré mi número sin ningún contratiempo, estaré a las 9am, tiempo de Berlín, con cuarenta mil corredores más justo en la salida. Sonreiré a las cámaras y saludaré, porque una de mis hermanas me preguntó si transmitirían el maratón, para seguirlo ---Claro que sí, tú trata de seguirlo. Aún entre 40000 personas existen las posibilidades y las coincidencias. Puede suceder que justo en el instante cuando estornuda un camarógrafo, me enfoque o en el momento cuando alguien se desmaye y lo capte una cámara yo estuviera ahí; o le llame la atención mi bandera de México, por ser mexicano él también; o llame la atención por ser la que va más entera en el kilómetro 35, cuando todo mundo quiere desertar. Son tantos instantes, momentos, segundos, todo puede ser o no posible, porque es futuro.

Por lo pronto estos segundos son presentes. Hay nervios, emoción, expectativa, incluso miedo. Lo que suceda será pasado, y será otra historia a contar. Hoy es 18 de septiembre y faltan 10 días.

septiembre 06, 2012

Dos títulos


Me gusta ir de compras a Mcallen y disfruto mucho yendo a la librería, sobre todo comprobar el universo de títulos y autores concentrados bajo un mismo techo. La quería evitar porque en esta ocasión traigo mi presupuesto limitado, además tengo bastantes libros esperándome para leerlos, pero me gana mi gusto. Llego y me dirijo a las mesas donde se ofertan libros con descuento. Observo las portadas, leo los títulos y los autores, si alguno de estos tres llama mi atención lo tomo y leo, una buena sinopsis o prólogo y precio lo hace asequible. Bajo este esquema tropiezo con un primer título: “The Original Ilustrated Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Nunca he leído al autor, ni tampoco a su más conocido personaje, del cual lo más cerca que he estado es a través de las películas protagonizadas por Robert Downey Jr. . Me convence el prólogo: incluye 37 historias cortas, la novela completa “The Hound of the Baskerville” y las ilustraciones por Sidney Paget, quien dio forma e imagen al tan conocido Holmes. Espero pronto encontrarme con la frase de “Elemental mi querido Watson”, en inglés claro.

Después de unos minutos encuentro otro libro, cuyo título llama mi atención :“Classic Irish Stories”, lo abro y leo los autores, observo incluyen a Arthur Conan Doyle con “The Green Flag” , y me parece curioso porque desconocía la nacionalidad de Conan, suponía era Inglés, eso es punto a favor, podía ser una señal. Además llama mi atención que sea sobre Irlanda, este país ha aparecido en mi vida de manera curiosa y agradable; probablemente sea porque debo algo en una reencarnación pasada como irlandés o irlandesa. Comienzo a leerlo, esta frase me engancha: “Spring Sowng is a meditation on the stark beauty and unforgiving environment of Ireland, as a husband and a wife rise together on a chilly February morning to prepare their land for planting.” Parafraseando: una de las historias es una reflexión sobre la belleza y el ambiente inolvidable invernal de Irlanda, como esposo y esposa se levanta temprano en un muy frío Febrero para preparar su tierra para sembrar. Me da curiosidad ese amor tan ferviente y conocido que sienten los irlandeses por su tierra; la posibilidad de encontrar aquí explicaciones y respuestas lo hace irresistible. Determino detenerme y pagar. Estoy contenta con mis adquisiciones, desconozco cuando empezaré a leerlos pero de este año no debe pasar, parte de mis propósitos.

Me dirijo a la cafetería adjunta. Es tiempo de sentarme a descansar. Mientras hago fila veo una taza, llama mi atención por su dibujo, y la frase “Let your imagination grow”. Son unos libros simulando flores creciendo; saliendo de la tierra, de la imaginación. La compro porque deseo me recuerde, sobre mi propia imaginación, la cual es a veces perezosa y como toda cosecha si no se cuida, trabaja y recolecta en el tiempo adecuado, se perderá.

agosto 25, 2012

El Gato Negro

Es la una de la mañana, un cappuccino enorme y tres tazas de café son los culpables que tenga insomnio. Acostada me acordé de hace tres días, cuando cerraba mi persiana antes de irme a dormir, y observé una media luna con un halo amarillo, esa noche estaba hermosa la luna, eso por alguna razón lo ligué con el gato del vecino.

El gato del vecino es negro, tiene unos ojos muy raros, amarillos, su cara es afilada, y delgada, por eso resaltan los ojos. Cuando regreso de algún lugar por la noche, lo busco, me gusta ubicarlo. La casa del vecino está en una esquina, sin cerca alguna, tiene espacio para un carro. Por lo general lo encuentro acostado abajo, en el cofre o en el techo del carro de ellos; otras veces está abajo de otro carro estacionada ahí mismo afuera. Nos conocimos una vez cuando dejaron a mi cargo una gatita llamada Cuchara. La dejaba salir a ratos y le dejaba la puerta abierta. Un día Cuchara salió y regresó, me encontraba en la segunda planta de la casa, bajé para cerrar la puerta y él o ella porque desconozco el sexo, aunque sospecho es macho, estaba parado con una patita adentro de la casa, indeciso a entrar; le dije que esa no era su casa, que era casa de Cuchara, que por favor se fuera, y se fue.

Cuchara regresó a su casa, pero desde entonces hay un respeto mutuo entre nosotros. De vez en cuando le chasqueo, se sobresalta, me ve, se da la vuelta y retira tranquilo.

A veces no lo encuentro, pero siempre lo busco.

mayo 09, 2012

Como infundir miedo en un hombre y no sucumbir en el intento.

Apenas lo estás conociendo, y tú decides ser tú.

1. En la tarde en un departamento. Sentados en el sillón amplio, viendo una película.  Tú en un extremo y él en el otro.

-Voy a recargar mi cabeza en tus piernas, ando cansada.

Hacerlo. En dos minutos el hombre estará sentado en el otro sillón, pudiendo disfrutar del sillón para ti sola. Lo dejarás temblando con múltiples pensamientos sobre ti y sobre sí mismo.

2. En un restaurante. Al llegar la mesera, asegúrate de estar ocupada para no escucharla del todo. Contestar un mensaje en el celular es una buena opción. Cuándo ella te pregunte:
- ¿Quieres también el especial del día como él?
Tú contesta segura de ti misma. - Sí, también.
Al retirarse ella y él te pregunte: - ¿Escuchaste lo que te dijo? ¿Sabes lo que pediste?
Tú contestas: - No, pero está bien, es comida.

Sigues escribiendo el mensaje, que seguramente no terminaste de redactar, de reojo observarás que con esa contestación habrás logrado de él: un movimiento negativo de cabeza, 360 grados de rotación de ojos; lo más seguro es que se tome la cara con ambas manos, tapándose ambos ojos en el movimiento. Lo que en suma, pudiéramos interpretar, a que en ese momento quisiera estar varios kilómetros de ahí ya sea hacia arriba o abajo.

¿A poco no es fácil?

febrero 16, 2012

Retomando deporte



Hoy me desperté y a las 5:30 am estaba manejando hacia calzada San Pedro para retomar mi entrenamiento. Me emocionaba tener las calles para mí, porque éramos muy pocos los que transitábamos por ellas. Hice 30 cuando hago por lo regular 40 minutos de mi casa hacia allá.
Será interesante la negociación que tendré que hacer con mi jefe para poder ir al menos un día a calzada, ya que es mejor que el coach esté ahí y te diga que hacer en vez de leerlo en y un correo. Tengo varias opciones a darle a elegir, a ver si funciona una, si no al menos lo intentaré.

Hoy me tocó correr dos series de 26 minutos, creo que fueron como 3.5 kilómetros por serie. Me sentí tan bien. Para mí funcionan mejor madrugar y empezar mi día, ya sea ejercitándome, leyendo o escribiendo.
Participe en el 10K de Imagen este domingo pasado hice 1:03:40 casi me muero de vergüenza conmigo misma, hacía tiempo no hacía más de la hora, pero poco a poco me recuperaré.

En teoría el sábado me toca ir a Chipinque, pero temo que mi camionetita batalle para subir al punto de reunión, pero debo de tener valor y afrontar este miedo. Iré e intentaré manejar hasta el empalme, confiaré en que e no me dejará tirada.
Veremos cómo avanzo en esto de la corrida. Aún no tengo bien definidas mis metas pero si quiero hacer este año un maratón, bueno apenas iniciamos, ya vendrá la planeación.

enero 31, 2012

Mi lectura y yo




Monterrey siempre sorprende con su clima. Este fin de semana llovizno y una ola de frío agradable se percibió, para recordarnos que sigue siendo invierno, aunque cueste trabajo creerlo con temperaturas que oscilan entre los 8 y 27 grados centígrados en cuestión de horas.

Después de estar manejando y en espera de cierta hora para una nueva reunión, es agradable contar con ciertos lugares que te ofrecen un asiento cómodo y bebidas calientes, lo ideal es que sean deliciosas pero a veces un bueno basta, y pan dulce para acompañar, o un pastel. Llego a uno de esos lugares, tengo como tres de ese estilo; aunque el dueño no lo sabe también son míos. Compro lo anterior descrito, excepto el asiento, y me dirijo a mi mesa de siempre, para mi alegría estaba desocupada, como debe de ser cada que decido ir; llegué dispuesta a instalarme pero al poner mi charola me percato que un hombre, el cual no puedo describir porque ese día decidí ignorar mi alrededor, tenía un tono de voz más alto de lo que mi oído estaría dispuesto a tolerar, elijo irme al segundo piso. Subo las escaleras me decido por el área solitaria donde doy la espalda a todos, seríamos solo el libro y yo.

Minutos después, mi zona se puebla, aún con eso continúo leyendo. Minutos después logra sacarme de mi concentración una niña en el área de abajo, justo debajo de mí, de unos cuatro años, a la única persona extraña que observé detenidamente en el día: blanca, cabello obscuro hasta el mentón, traía una sudadera morada, con corazones de colores, ojos rojos, de tanto llorar. La chamaca quería el otro pastel de chocolate, es decir justo el que los papás no compraron, lo repitió como cinco veces en diferentes lapsos de tiempo, es decir fueron como quince veces. Su llanto era falso, hasta yo podía haberlo hecho igual o mejor. El papá, la mamá y la hermanita la ignoraban, cada uno comiendo o tomando lo que habían pedido. Yo la observaba tratando de entender por qué la repetición; tratando de adivinar hasta cuando se callaría o cambiaría de pregunta. Estuve a punto de bajar para comprárselo y callarla; pero intenté mejor continuar leyendo. Después voltee de nuevo, el papá la tenía en sus piernas limpiándole la lágrimas en un gesto amoroso, y la niña seguía pidiendo su maldito pastel de chocolate. Después mi libro me ayudo a olvidarme de eso, ni me acordé de la niña, una de las grandes maravillas de leer.

enero 18, 2012

BEGINNERS


En días pasado renté esta película, porque supe sería una candidata al Oscar, o algunos de sus actores pudieran están nominados. Realmente el tráiler en sí no motiva mucho a verla, sin embargo fue muy grata mi sorpresa al arriesgarme a rentarla.



Los actores: Ewan McGregor , Christopher Plummer y Mélanie Laurent fomar parte de esta. De los hombres me encantaron sus actuaciones. McGregor personifica muy bien al hijo de Plummer, una persona sencilla que refleja toda la influencia de la relación de su padre con su madre. Christopher Plummer , el padre del muchacho, quién a cierta edad decide aceptar su homosexualidad, y la manera en que decide vivirla es admirable. Los estados de ánimo que atraviesa en todo este proceso hasta su muerte los transmite de manera convincente. Ella actúa natural, pero creo que le falto más fuerza a su papel.

Los espacios, sobre todo la casa donde vivía el padre, la iluminación natural, los contrastes de colores, la fotografía, son un personaje más.

La relación de Ewan McGregor con el perro me gustó mucho.
Vale la pena ver esta película ya que es una historia, muy bien contada, excelentemente bien actuada, que me obligó a platicar sobre de ella.
El cine es otra manera de contar historias que me apasiona.

enero 15, 2012

Enero 2012

Ya empezamos el año y justo ayer terminamos con todo vestigio de la Navidad en mi casa. Regresan a sus cajas y a la parte de arriba del clóset: esfera, botas, extensiones, y diversas figuras de cerámica alusivas a la Navidad.

Recapitulando, terminé de leer “La Suma de mis días” me dejo muy buen sabor de boca. Más adelante buscaré otro título de Isabel Allende por lo pronto ya tengo otro libro en puerta, me lo prestó una amiga, desde hace más de un año, di mucha lata por tenerlo, porque soy algo obsesiva con las cosas una vez que se me mete algo en la cabeza hasta que no lo tengo conmigo estoy contenta. Había terminado de leer “Comer, reza y amar de Elizabet Gilbert y pues quería seguir con “Committed”. Ya lo empecé.

Tramité ya mi tarjeta electoral, fue muy eficiente el servicio en diez minutos estuve fuera. Me tarde más en dar con el lugar una vez estacionada. Me norteé, traía un mapa y como no supe leerlo, ubique mal las cuadras, camine dos cuadras hacia arriba luego las mismas hacia abajo siendo que estaba a una cuadra de donde dejé la camioneta. Espero el 19 de enero ir por esta, y recuperar mi Identidad Nacional.

Aún carezco de mi licencia para manejar, pero pasé mi examen de manejo, chafísimo por cierto, el examen consistió en dar una vuelta en el estacionamiento de las oficinas de tránsito y ya. En un rectángulo de seis metros por tres, al ocupar dar vuelta, me aseguraba de poner la direccional, si algo me gusta de manejar es usar todo lo que te ofrece el carro y pues por usar direccional no te cobran, pocas personas saben de eso.
De la ropa, arme una bolsa con varias prendas que no uso o ya dan lástima de tan gastadas o descoloridas, siguen en mi casa. Ni idea que haré con ellas, estoy en ese proceso.

Me falta imprimir las fotos para enmarcar, espero hacerlo este mes.
Hice la famosa receta pendiente. Myrna mi amiga me guió para hacer un pavo, entre las dos lo hicimos fue una receta de su mamá y pues para tener también nuestro pavo y disfrutar del recalentado optamos por cocinarlo.

Sigo en el proceso de saber a dónde viajaré, que aprenderé y que escribiré, al menos empecé de nuevo escribiendo en el blog.